La vieira, Pecten maximus, es un molusco bivalvo de la familia Pectinidae.
Popular por ser su concha el símbolo del peregrino: de forma redondeada, sólida y surcada por costillas radiales que simulan el dibujo de un abanico.
Sus valvas son onduladas y asimétricas: la izquierda es plana de color marrón rojizo y la derecha cóncava por el interior, blanco amarillento con manchas marrones concéntricas.
En el cuerpo blando de la vieira destacan el músculo central de color blanco y la gónada anaranjada. Hasta 17 cm de longitud.
Se localiza en aguas limpias de alta salinidad, cerca de la costa, desde poca profundidad hasta los 100 metros.
Se entierra en fondos arenosos en el Atlántico desde el Norte de Noruega hasta el Sur de España, sobre todo en las Rías Baixas.
Se alimentan de fitoplancton y partículas orgánicas en suspensión.
Las vieiras son muy apreciadas por su gran sabor y la exquisitez de su carne.
Es fundamental limpiar bien la arena que traen las piezas frescas, teniéndolas unas dos horas antes de cocinarlas en una cazuela con agua, un buen puñado de sal gruesa y cambiarles tres o cuatro veces el agua.
Es un alimento que precisa muy poca elaboración, ya sea a la plancha o salteado con alguna verdura.
Es más común servirlas en frío a modo de entrante en su concha original.
En Galicia, la receta más común es “Vieiras a la gallega”.
Las vieiras no tienen un elevado aporte calórico y además son bajas en grasas, por lo que se aconseja en dietas de adelgazamiento, a la vez que aportan proteínas completas de alto valor nutricional.
Son especialmente ricas en vitaminas del grupo B, destacando entre ellas la B12, que ayuda a prevenir el cáncer de colon, además de ayudarnos a mantener los huesos en buen estado.
En lo que se refiere a su contenido en minerales, la vieira es un alimento rico en yodo, lo que la hace beneficiosa para el metabolismo: regula el nivel de energía y el correcto funcionamiento de las células, ayuda a procesar los hidratos de carbono, fortalece el cabello, piel y uñas.
Además, el yodo de la vieira ayuda a cuidarnos por dentro, regulando nuestro colesterol.
Otros minerales que destacan son el magnesio, hierro y selenio.
Al ser ricas en magnesio ayudan a regular los nervios y a mantener el corazón en óptimas condiciones de salud.
Se trata de un marisco que tiene poco colesterol, similar a los pescados.
